Las experiencias tempranas de la vida no solo moldean quiénes somos, sino que también influyen profundamente en cómo nos desenvolvemos en el ámbito profesional. Heridas emocionales como el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia dejan huellas que pueden manifestarse en nuestro comportamiento, autoestima y relaciones tanto personales como laborales. Reconocer estas heridas y comprender su impacto es un paso esencial hacia el éxito profesional y el desarrollo personal.
Tuve una experiencia que me hizo recordar mis heridas emocionales de la infancia, y al mismo tiempo, vi reflejada en mi hijo una herida similar. Él, que tiene TDAH como yo es muy inquieto hacia muchas travesuras no paraba, y recientemente recordó una situación de cuando estaba pequeño: en un momento de frustración, le di una nalgada. Para mi sorpresa, él, a su corta edad, reaccionó defendiéndose físicamente y se me fue a los golpes instintivamente.
En ese instante, comprendí que debía cambiar mi forma de comunicarme con él para no repetir patrones heredados y evitar un conflicto futuro.
Tomé la decisión de buscar métodos de paternidad positiva, aprendiendo a cambiar mis respuestas emocionales y expresarme con empatía. Cuando recientemente hablamos sobre aquel momento que el rocordó, me disculpé por haberle hecho sentir esa herida y le expliqué que lo que pasó en ese momento fue que me sentí frustrada y entré en un proceso de aprendizaje continuo para poder tener la relacion bonita que tenemos actualmente. Fue conmovedor cuando me dijo que, a pesar de ese momento, siente que soy la mejor madre porque siempre lo escucho y hablo con él para encontrar soluciones y lo ayudo a respirar para controlar sus emociones. Mi corazón se derritió creo que es ahí donde compruebo que vale la pena todo el esfuerzo invertido en el desarollo personal.
Esta experiencia me recordó que estas heridas pueden manifestarse en la adultez como máscaras que ocultan miedos y dolores profundos. Pueden dificultar las relaciones afectivas o la capacidad de hacer frente a los problemas. Esta es la importancia de reconocer y trabajar nuestras heridas de la infancia, por que todos las tenemos, y se manifiestan tanto en la vida personal como en la profesional.
Rechazo: La Herida que Afecta la Autoconfianza
Esta herida surge cuando nos sentimos no deseados o inadecuados. En el trabajo, puede manifestarse como miedo al fracaso, dudas constantes y dificultad para aceptar críticas sintiendose ofendidos por todo. Quienes tienen esta herida suelen evitar riesgos o buscar la validación constante de sus sus compañeros o superiores.
Trabaja en aceptar que el error es parte del crecimiento y que no necesitas agradar a todos para ser valioso en tu rol.
Abandono: La Dificultad para Delegar y Confiar
Esta herida aparece cuando nos sentimos solos o desamparados. En el ámbito profesional, se traduce en un temor a ser excluido, por lo que podemos evitar tomar decisiones por miedo a no recibir apoyo. Esto lleva a un comportamiento dependiente o a ser “el que siempre está disponible”.
Practica la independencia emocional y reconoce tu valor, tanto si los demás están presentes como si no. Trata de confiar y delegar más en los demás, fortalece la colaboración y la autonomía en tus equipos de trabajo.
Humillación: El Temor a Equivocarse o Ser Juzgado
La herida de humillación se origina en experiencias en las que sentimos vergüenza de quienes somos. En lo profesional, puede llevarnos a evitar el Liderazgo a minimizar nuestros logros por temor a ser juzgados , también podríamos aceptar situaciones que nos incomodan solo para complacer a otros o evitar el conflicto.
Practica reconocer tus logros sin vergüenza y recuerda que tu contribución es valiosa, aunque a otros no les guste.
Traición: El Control y la Dificultad para Colaborar
- Surge cuando experimentamos la deslealtad, especialmente de alguien cercano. En el trabajo, esta herida se refleja en una desconfianza hacia los demás, lo cual puede interferir en el trabajo en equipo y en la delegación de tareas. Muchas veces buscamos el control absoluto. esta fue una de las grandes leccion que tengo con mi hijo comprendí que la verdadera fortaleza no radica en imponer autoridad, sino en liderar con empatía.
Intenta delegar tareas y confiar en el equipo, recordando que no puedes (ni tienes que) hacerlo todo solo.
Injusticia: El Perfeccionismo y la Autocrítica
Se forma cuando vivimos en un entorno donde sentimos que nuestras necesidades y capacidades no son reconocidas. En el trabajo, esto se manifiesta en un perfeccionismo extremo o en una competitividad constante, como si tuviéramos que demostrar nuestro valor todo el tiempo.
Reconoce que la perfección no siempre es alcanzable y que tu esfuerzo es valioso sin necesidad de validación externa.
Identificar nuestras heridas y su impacto en la vida profesional es esencial para crecer y evitar que ellas controlen nuestras emociones, decisiones y relaciones. Si te identificas con alguna de estas heridas, considera cómo podrían estar afectando tu carrera. Sanarlas es el primer paso hacia un éxito más pleno. Puedes explorar esto en una sesión de coaching, donde profundizaremos en cómo trascender estas limitaciones y construir un camino de éxito auténtico.